martes, febrero 12

Los Nómades de Puesco

No voy a hablarles de las antiguas tribus...Quiero contarles de mi nuevo team survivor, si bien muchas veces nos cerramos en círculos impenetrables, tarde o temprano nos damos cuenta que siempre hay sitio para alguien más, descubres cuan grande es el amor de Dios en nosotros, y que nuestro corazón puede anidar sentimientos por cada ser humano, animal o lugar que tiene parte en nuestra vida en un determinado momento...

Esta es una historia de aquellas que no puedo resumir, pero quiero que la puedan leer en el poco tiempo de paso por mis páginas...

El Parque Nacional Villarrica, es un destino recomendable para todas las edades, pero es quizá recién que me atrevo a visitarlo luego de muchos años de vivir en Chile, había planeado viajar a otro país  pero agradezco la oportunidad del INJUV y CONAF por mostrarnos esta hermosa realidad...

Nos seleccionaron, pero fuimos justo los que realmente iríamos a estos trabajos voluntarios por cierto, el llamado fue grande pero no muchos quedaron fuera, yo pensé que no iría, por temas laborales, pero Dios hizo su voluntad y me dio esta oportunidad de conocer sus maravillas...

Voy a nombrarles a los protagonistas de esta tremenda hazaña; Lautaro, Sigrid, Paula, Valery, Aldair, Bernardita, Sebastián, Nicole, Trinidad, Romina, Camilo, Javier, Ángel, Fabiola, Diana, Josefa, Monserrat, Sergio, Jonathan, Waldo, Dacne y Rodrigo, nos conocimos en esas típicas rondas de presentación pero no fue hasta que iniciamos el viaje que entendimos quien seriamos cada uno para el equipo.

El desafío era grande, en resumidas cuentas caminar 30 kms ida y vuelta con equipaje, herramientas, materiales y alimentación, sin considerar las pendientes y la fauna del lugar, se nos dio a conocer las condiciones climáticas que hacían del viaje una odisea.

Caminamos hasta el punto de inconsciencia del dolor y el cansancio, se nos fue el día caminado y esperando llegar a destino, todo momento de fatiga se compensó y retribuyó con un buen descanso, comida y risas, nunca dejamos de estar motivados por ayudar y servir, y este pequeño equipo demostró en terreno que tiene el potencial que solo algunos pudieron ver en nosotros...

Fuimos afortunados y compartimos cada lugar y momento juntos como el equipo que formamos, empezamos este sendero juntos y lo terminaremos unidos, ahora la nostalgia de estar separados por la vida diaria nos golpea como quien rompe un ecosistema o quema un bosque, aprendimos a valorar nuestra tierra y querer lo que Dios nos regala cada amanecer...

Nos reuniremos junto a ese fogón que algún día ocurrirá...